Ya se lo dijo Don Quijote a su fiel escudero: «Porque te hago saber, Sancho, que la boca sin muelas es como molino sin piedras, y en mucho más se ha de estimar un diente que un diamante». No le faltaba razón a Don Quijote. La pérdida de un diente acarrea una serie de secuelas que van a comprometer la eficacia de la función masticatoria, el estado de salud y bienestar de nuestra boca y, por supuesto, el valor estético de nuestra sonrisa.
Las consecuencias de perder un diente son:
• Cambios en el patrón de masticación. Para evitar daños en la encía desprotegida y compensar la pérdida de un diente, tenderemos a masticar más con otras zonas de la boca, pudiendo producir un mayor desgaste del resto de dientes, sobrecarga e incluso un desequilibrio del sistema masticatorio, que puede comprometer también a la musculatura y la articulación.
• Desplazamiento y separación de dientes. Los dientes adyacentes tenderán a ocupar el “hueco”, sufriendo desplazamientos y separaciones. Esto suele permitir que se empaquete la comida entre ellos, facilitando la aparición de caries, así como inflamación y molestias en la encía. Al aumentar la acumulación de placa bacteriana y dificultarse la higiene bucal al haber recovecos y zonas de difícil acceso, aumenta también el riesgo de sufrir enfermedad periodontal.
• Hipersensibilidad y caries. El diente de la arcada contraria (el superior al “hueco”) tendrá tendencia a sobreerupcionar, buscando un contacto que nunca encuentra. Al realizar este movimiento, las raíces suelen salirse del hueso y la encía, apareciendo hipersensibilidad y, nuevamente, un mayor riesgo de caries, pues se trata de una superficie más susceptible al ataque ácido de las bacterias.
• Sobrecarga y movilidad. Los dientes desplazados y en mala posición toleran peor las fuerzas de masticación, se sobrecargan e incluso pueden llegar a sufrir movilidad, lo que acentúa todos los problemas antes descritos por la pérdida de un diente, perpetuándose una situación que siempre tendrá tendencia a empeorar. Todo sobre Golf
En caso de que el espacio a reponer se haya perdido debido al desplazamiento de los dientes vecinos, pueden ser necesarios otros tratamientos previos a la reposición protésica, como la ortodoncia o tratamientos endodónticos. Es decir, la reposición del diente requeriría tratamientos más complejos y costosos.
En definitiva, para evitar las consecuencias de perder un diente, resulta muy aconsejable reponerlo con la mayor premura posible, pues las secuelas serán menores y las opciones protésicas serán más sencillas, con tratamientos más rápidos, económicos y eficaces. El Consejo General de Colegios de Dentistas de España ha sabido condensar en el siguiente vídeo la reacción en cadena que trae consigo la pérdida de un diente:
|Fotografía: B Zedan|
Desarrollado por DT Author Box
Escrito por Dr. Javier Ventura
Dr. Javier Ventura de la Torre
Odontólogo
Especialista en Implantoprótesis
Clínica Enrile
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Las consecuencias de perder un diente
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